Es tarde, son las 10 de la noche y la calle esta más tranquila de lo normal, ya en el metro, la idea de sosiego se plasma en el hecho de no haber aglomeraciones.
Una vez en la calle, dejo la farmacia, dejo el arco y me dirijo rumbo a la lobreguez del horizonte. La capucha de la chaqueta mantiene mi pelo seco y me confiere un estatu especial, protegido de la mirada de cualquier arrogante pretensión. No es que las huya, es que nunca estaría a la altura de semejante petulancia, de tal modo que lo dejo estar.
Llueve, me gusta el dia, muchos relatos en esta vieja Barcelona suceden en dias de lluvia, este no es otro relato, es un lienzo; debajo un conjunto de masa orgánica, impulsado por reacciones químicas y meros sentimientos. Esta noche el lienzo lo empapa la lluvia, lo refresca y repele a las ánimas que en vida pronostican su devenir con los ojos de un ofuscado conturbado al perder el timonel de su vida.
Y por fin llego a mi casa, cuelgo la chaqueta en el perchero de la pared y reviso que el lienzo no haya sido infectado por cualquier vana presunción... mañana lloverá???
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Hace 6 días
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