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martes, 26 de octubre de 2010

SAINT ETIENNE, a jorney wtih SMASH THE SYSTEM, singles 1990-1999


No he encontrado en Saint Etienne, ninguna reminiscencia a grupos de música de los años 60 como Fleetwood Mac o The Mama's and the Papa's. Pero de lo que estoy seguro, es, de haber encontrado en el disco "Smash the System: Singles and More" a una banda hecha así misma. El grupo británico Saint Etienne, pretende alejarse de los esterotipos de música pop británica para interpretar, desde su perpectiva, el pop electrónico continental. En la primera parte del álbum, podemos encontrarnos temas como "Join our club", "You're in a bad way", "who do you think you are" o "Pale movie" cuya base podría haber firmado el grupo Ace of Base, pero con un toque diferencial en cada tema, hecho que los va a marcar en sus sucesivos sencillos.
Durante la década de los 90, Saint Ettiene maduró su sonido, más elaborado y menos cercano a otros grupos de dance-pop o tecno-pop o pop con base progressive... elijan ustedes la definición que quieran. Sin embargo, lo que si encuentro en esta segunda parte del álbum, es un cierto aire, sin pretender hacer una similitud, al artista finés, Jimi Tenor, quién por entonces también se aproximaba a la música electrónica.
"Lose that girl", tema recomendable para conocer a este grupo del que se ha dicho que, ha ido en "contracorriente" de la industria musical y del que un servidor agradece.

I have found in Saint Etienne, no bands reminiscent of the years 60 as Fleetwood Mac and The Mama's and the Papa's. But I am sure that I found on the album "Smash the System: Singles and More" a band made herself. The British group Saint Etienne, intends to move away British pop stereotypes to play, from their point of view, continental electronic pop. First part of the album, we discover songs like "Join our club", "You're in a bad way", "Who do you think you are" or "Pale Movie" whose "bit" could have signed by Ace of Base but with a differential touch on each track, a fact they will mark in its subsequent singles.
During the 90's, Saint Etienne matured their sound, more elaborate and less close to other groups of dance-pop or techno-pop or pop with progressive base ... choose the definition you want. However, what if I find in this second part of the album, is an air, it isn't an analogy with the Finnish artist, Jimi Tenor, who also then approached the electronic music.
"Lose That Girl" theme advisable to know this group has been said that has been on the "upstream" of the music industry and thanks you for that.

Saint Etienne:

Sarah Carcknell
Bob Stanley
Pete Wing


http://www.saintetienne.com

jueves, 7 de octubre de 2010

sufrimiento ubicuo

Tu cuerpo decidió separarse de tu conciencia y seguir una senda diferente. Mi mirada esconde el deseo de volverte a ver como antaño, hijo mío.
La irretroactividad de la suerte me obliga a olvidar el pasado, sin embargo, en la nostalgia tu madre y yo nos hemos adentrado, y por egoísmo, navegamos en barcas separadas; un sufrimiento ubicuo, coincidente, pero sin una alianza que nos ayude a llegar juntos a tu conciencia.
El Ténaro no quiso admitirte y entonces la suerte ante Caronte te dejó. ¡ Y tu lucha contra los vientos de la inanición¡ no espera más final que aquel lugar en el que ningún albur se atrevió a situarte; sólo queda entonces, una lucha férrea hasta la muerte y una espera conformista por nuestra parte.
Tu cuello, estático, perdido de cualquier flexibilidad, te impide vislumbrar un horizonte claro. Para que me sientas cerca, me situo ante tu campo de visión. Lo noto, veo como tus espasmos se relajan, estás tranquilo, el miedo ya no es tan fuerte hijo mío, no estás solo.
Veo en tus ojos la expresión del dolor y tu ves en los míos lágrimas. No quiero que veas en ellos la desesperación, aquella empatía por sentir tu sufrimiento y la impotencia por no poder ofrecerte una vida digna. Con gesto egoísta me separo, no quiero que me veas llorar.
Soy un cobarde, lo sé. Y quiero que por ello me perdones. Sé que me pides que acabe con tu sufrimiento, pero no soy justo, soy inquisitivo en pro de mi egoísmo frente a la verdad, no quiero perderte. No sabría como vivir sin ti, pero tampoco sé como ofrecerte una vida digna. Perdóname hijo mío, perdóname.

sábado, 2 de octubre de 2010

3.1 Escila

Ella es una mujer de metro sesenta y cinco, complexión delgada, rasgos faciales pronunciados y pelo tinto. Sus negros ojos son apreciables a través del tenue lienzo de humo que la rodea. Fumar la mantiene distraida, lejos de una preocupación con forma humana: su hermano.
Él es quién vive en el habitáculo, al otro lado de la terraza. Que antes que mazmorra, fue cobertizo. Sólo ella posee la llave de la libertad, la que permite el acceso al contenido, en definitiva, aquello que se debe ocultar.
Los ruidos que emanan de su interior, perturban la tranquilidad de la casa; en el piso de abajo, ya no vive nadie y arriba sólo está el cielo de Barcelona como testigo. Las sacudidas desenfadadas, van y vienen de forma irregular, iendo a parar no sólo al laminado de la puerta, sino también contra el muro, de tal suerte que, el propio habitáculo se iergue como argolla.
En vano, las súplicas. En vano, los golpes. En vano, las amenazas.
Ella era consciente de lo que hacía, su voluntad se manifestó en la acción, concebida y después moldeada hasta el día del suceso. El causante, fue quién le otorgó la tutela furiosi, la tutela de su hermano, la tutela de la impotencia, la capitis diminutio máxima. Tutela de día y velada de noche, sin tiempo para su libertad.
Lo había meditado, había tenido mucho tiempo parar pensar en el cómo, pero no el cuando. Mientras el horizonte no anunciase su venida, ella se sumergía en la desesperación, la ansiedad, el miedo; en definitiva, la depresión. Fueron muchas las pastillas, fueron bastantes las consultas psiquiátricas, fueron algunos intentos de suicidio, fue único el día del suceso.
Y sucedió así, la tutela de su hermano Iván, fue transmitida por el padre de ambos mediante un legado. Redactado en vida de éste, no fue modificado a pesar de los ruegos de ella, Reyes, aquella que con Caribdis, sobrevivió a la rueda.
Su sonrisa en forma, era la de una abuela de sesenta en años; me sonreía a mí y a la rueda, observadores en la distancia.
-¿viste a Nico, Susi y Samba?- me preguntó con aquella risa sardónica.
-Sí, están en la habitación de Pamela- se lo dije calmado, intentaba utilizar los términos apropiados.
-Desde hace unas semanas, la casa parece más vacía desde que ella no está. Ella se marchó, ellos me los dijeron- señalaba con la mano izquierda a los gatos retratados en una foto colgada en la pared, mientras que con la derecha volvía a dar una calada al cigarrillo.
-Ella sufría- empezó a hablar con cierta ternura, en adagio, como si estuviese de cuerpo presente, -sufría por haber nacido en un mundo que no le correspondía, si sólo la hubiesen dado una oportunidad, podría haber demostrado que ella puede ser mejor que ellos. Muy triste creeme-
-¡Qué pena Reyes¡- le grité con severa indiferencia.
No cambió su sonrisa hacia mí y esperó a que yo siguiera hablando, estaba pensando que si comenzaba a hablar, en algún momento, podría manejar mis palabras a su antojo, aprovechar un descuido y atacarme.
Pero no iba a caer en su juego. La rabia me crecía por dentro y la rueda empezó a inquietarse.

Reyes miró a la rueda y ésta erguía sus cuchillas. La rueda, como un proyectil recorrió el pasillo hasta dónde se encontraba ella, pero lo único que encontró, fue la puerta de su habitación. Ella se había escapado, había conseguido entrar en la habitación y cerrar la puerta.
En el pasillo había una ventana y tres puertas. La ventana daba al patio de luces, mientras que las puerta de la derecha, llevaba al baño, situada enfrente, la puerta para entrar en la habitación de Reyes y por último, perpendicular a ambas, la puerta de la terraza.
Ésta última se encontraba entreabierta, si Reyes hubiese intentado escapar por ella, la rueda la hubiese alcanzado.
Cuando me acercaba a ésta última, una sombra ágil pasó por el otro lado, en la terraza. Esto me provocó cierta prisa y entré con ímpetu en la terraza, pero allí no había nadie. La terraza sobre un plano, tenía forma de L, así que podía estar esperándome al otro lado o haber entrado por la puerta que comunica con el salón. Antes de seguir hacia adelante, me fijé en que la rueda se había situado delante de la puerta de salida al rellano. Su papel de vigía, hacia más fácil encontrarla, en definitiva, eramos dos contra uno.