I FOLLOW RIVERS by LIKKE LI

lunes, 18 de mayo de 2009

Dime ramo verde

Dime, ramo verde,
dónde vas a dar,
porque si te pierdes
yo te iré a buscar.

Si me pierdo que me busquen
al lado del mediodía
donde cae la nieve a copos
y el agua serena y fría.

Dime ramo verde,
dónde vas a dar,
porque si te pierdes
yo te iré a buscar.

Algún día dije yo
que olvidarte era mi muerte
y ahora ya me da lo mismo
olvidarte que quererte.

Dime ramo verde,
dónde vas a dar,
porque si te pierdes
yo te iré a buscar.

Para las víctimas

Reconozco que he tenido una vida fácil, no sólo por haberme criado en una familia acomodada, sino también, por haber sido deseado por muchos y muchas. De lo primero poco cabe explicar aquí, ya habrán visto en películas o habrán leído en algún libro como es la vida de los ricos. Me centraré en lo segundo.
Estoy apunto de licenciarme en Derecho y en A.D.E. por la Universidad Europea de Madrid, para cuando acabe tendré plaza en uno de los masters más prestigiosos de dirección financiera que imparte la caja de ahorros más importante de España.
El tiempo pasa, hasta hace cinco años, era un chaval flacucho pero de cara bonita, que compartía una relación con Miguel cuya belleza eclipsaba al propio Adonis; la relación terminó cuando él me puso los cuernos. Por aquel entonces trabajaba en la discoteca de Pachá en Torrevieja, bailaba en una plataforma cada viernes y sábado y volvía a casa de mis padres en la costa con algunos litros de alcohol en la sangre, algo de droga en la nariz y la verga llena de saliva. No es que me haya dado mucho a los vicios, no voy a negar que los he probado, pero nunca fui yo a por ellos....
Un día cualquiera te levantas de la cama, te fijas en la imagen que devuelve el espejo del cuarto de baño, te tomas tu tiempo, recorres cada centímetro de esa mirada que una vez fue inocente y te preguntas ¿de quién es ese rostro?
Hacía un rato que el asiento situado enfrente de mi no estaba ocupado, el cristal que refleja mi mirada desvirtúa mi rostro, con todo su esencia parece resistir, por un momento creí ver aquella mirada de antaño, pero pareció ser una ilusión. En seguida aquel rostro me situó en la escena. En la parada de Moncloa subió él, su reacción inmediata fue sentarse en el asiento que estaba vacío e impedir que vislumbrase mi rostro en el cristal.
El rojo es el color que mayores impresiones produce en nosotros; es la sangre que recorre nuestro cuerpo, es la pasión y el desenfreno, es la prohibición etc, etc... pero esa tarde en el metro, el rojo decidió ser el color de la muerte.
El vagón se había quedado vacío de pasaje, muchos no estaban, otros muchos abandonaron apresuradamente el coche, el único que permaneció conmigo fue Roberto, que sentado a mi izquierda me agitaba y me indicaba en voz alta y nerviosa que deberíamos marcharnos de allí inmediatamente. Pero yo seguía contemplando el rojo en el cristal, seguía viendo como la sangre descendía y contactaba primero con el asiento y después con el suelo. Subí la mirada y me fijé en él, parte del cráneo dejaba ver restos de las bisceras, inclinado hacia un lado, el ojo izquierdo pendulaba fuera de su órbita. Roberto se ponía cada vez más furioso, desde la puerta me indicaba con énfasis que la policía vendría en breve; yo me levanté y me dirigí hacia la puerta, antes de abandonar el tren, me giré y le dije las furias te mataron.

viernes, 8 de mayo de 2009

En Terra 2

En derredor, las miradas indiferentes de las personas me sumen en una sensación de agobio, quiero gritarles, agitarles, perturbarles de su indiferencia. Son las 6 de la tarde y tropeles de gentes se dirigen aca y acullá a un destino incierto; sombras y penumbras mientras en la lumbre de los elegidos una palabra suena por encima de las demás Sísifo. Aquellos quienes entendieron en la piedra el objeto de la libertad y el sujeto de tal facultad el portador, permanecieron ajenos a los cambios que con vehemencia volvieron locas a las masas y despertaron el temor y el pánico en los inquietos.
No se hereda, no es pretor, no es renacer, es el camino de aquellos quienes no son, empero, en la lumbre encontraron la respuesta.

viernes, 1 de mayo de 2009

Bat for Lashes - Daniel

Daniel when I first saw you
I knew that you had a flame in your heart
And under under our blue skies
Marble movie skies
I found a home in your eyes
We'll never be apart

And when the fires came
The smell of cinders and rain
Perfumed almost everything
We laughed and laughed and laughed
And in the golden blue
Cryin' took me to the darkest place
And you have set fire to my heart

When I run in the dark, Daniel
To a place that's worst ?
Under a sheet of rain in my heart
Daniel
I dream of home

But in a goodbye bed
With my arms around your neck
Into our love the tears crept
Just catch in the eye of the storm
And as my heart ran round
My dreams pulled me from the ground
Forever to search for the flame
For home again
For home again

When I run in the dark, Daniel
To a place that's worst?
Under a sheet of rain in my heart
Daniel
I dream of home

When I run in the dark, Daniel
To a place that's worst
Under a sheet of rain in my heart
Daniel
I dream of home

El día de la libélula

Es un día más, pero no un jueves cualquiera, son las 17:43 y el decano de la facultad de Derecho, irrumpe con vehemencia en medio de la clase de Teoría del Delito y lejos de su fogosa entrada, le comunica al profesor que el aula ha de ser desalojada en la mayor brevedad posible, la causa: una amenaza de bomba.
Sentada en el quicio de la puerta, en el umbral que separa la cocina del exterior, contemplo el parterre que conecta la casa principal con la casa de invitados. Mi mirada, determinante, recorre aquellos lugares que por entonces, fueron parte de algo y que ahora se encuentran vacíos de contenido; la nostalgia parece no llenar la acritud y en aquellos pinos, el rosal, el naranjo, el césped y el huerto tu presencia es vaga y el presente me dice que aquello nunca será, porque nunca fue. Al tiempo, las lágrimas descienden por mis mejillas y caen en el pantalón blanco de lino. Desde que tuve conocimiento de mi porvenir, ninguna lágrima he derramado, pero ¡cuan poderosos son los sentimientos¡, desde que era pequeña no sollozaba como aquella tarde cálida de primavera.
En el día que sólo vi un espectro de ti en aquel parterre, vi a una libélula llevarte bien lejos; sentada en el quicio de la puerta vi a una libélula llevarse todos esos recuerdos, y vacía de cualquier contenido, decidí decirle a la muerte que ya estaba preparada.
Aquellas voces resonaban lejanas en mi cabeza, sentada en la silla del aula no ví más que aquella libélula posarse en mi pantalón; hacía un rato que las voces se disiparon o mis oídos se apagaron, una mirada y la libélula marchó por la ventana, ¿qué marchará con ella? Será mi juventud, será mi primer amor, será aquel cumpleaños de 1999, será aquel viaje a Biarritz... o quizás sea mi cancer.