No hizo ni un instante que las sombras absorbieron toda la luz cuando me encontraba en un pasillo largo y lúgrube. A la derecha cinco puertas. Al fondo, latente, la poca luz de la casa parecía emanar de algún televisor encendido. Proyectada en la pared, una sombra no muy alta parecía inquieta.
Luca es un chico de veintinueve años, moreno de piel y pelo negro. Hace diez años dejó atrás su vida en Sao Paolo para instalarse en Barcelona. Aquel jóven que acababa de dejar la pubertad no pudo contener las lágrimas en su primer viaje al viejo mundo.
Con la esperanza como timonel, poco a poco el cielo del trópico de capricornio dejaba paso al Ecuador y tras atravesar el gran Atlántico la peninsula hizo acto de presencia. Empero el viaje no se presuponía fácil, cuando el avión se acercaba a Madrid, una tormenta acompañada de rayos y relámpagos aseguró un aterrizaje brusco e intranquilo.
Si en Madrid era la tormenta quien recibió a Luca, su llegada a Barcelona fue completamente opuesta. El sol relucía en su máximo explendor y la temperatura aún siendo elevada se podía soportar debido al viento de Tramontana que soplaba.
Aquella noche sin embargo, aquel chico era ya un hombre en cuya mesa había un ordenador portatil, un cenicero con varios cigarillos y un tubo con ron y hielo. En un instante se levantó, y quitando importancia a la película que veía en el ordenador, puso la cadena de música. Placebo era el grupo que empezó a sonar. Se volvió a sentar, cogió otro cigarillo y se lo encendió. Su mirada volvía al ordenador en dos direcciones, la primera era para mirar si alguien estaba conectado en el mesenger y la segunda dirección, vaga como de soslayo, se dirigía a la película.
La película era un clásico del cine de acción de serie Z titulada el Patito Lila, cuyo personaje se ve inmerso en un mundo de muerte que el mismo no busca pero del que no puede escapar.
En esa escena aparece el patito lila en un escaparate de una tienda. La película se detuvo en ese instante y Luca al percatarse, buscó la manera de continuar con la reproducción. Después de varios intentos, pensó en que el programa se había bloqueado e intentó cerrarlo, sin éxito, miró la escena y antes de que presionara el botón de reinicio de windows, se fijó en un objeto circular que en la escena parecía estar fuera de contexto. Lo extraño era, que mientras la imagen estaba congelada, aquel objeto con forma de rueda se movía sobre su eje, en cada parte del eje dos cuchillas.
No pidas permiso: publica ya tu libro
Hace 6 días