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martes, 4 de mayo de 2010

1. Bajar al inframundo

Aquella tarde de primavera se presentó impetuosa. Dentro de la casa, las ventanas se retorcían, los cristales parecían hincharse y las gotas ayudadas por el viento, intentaban vencer la fuerza de la pared, humedeciendo solamente el muro que separaba la terraza de mi habitación y la de Pamela. En la parte de la casa donde no había contacto con el exterior, sólo había un fino hilo de actividad, el sonido del viento al quebrar contra la estructura de los edificios, inmaterial pero presente.
Sin embargo, era el frío la circunstancia que nos hacía a mí, a Reyes y a Pamela permanecer en nuestras estancias próximos a las estufas eléctricas.

Yo decidí desconectar un poco. El día había sido muy agotador; por la mañana,deprisa y corriendo había estado elaborando dos trabajos académicos cuya fecha de entrega vencía a las cuatro de la tarde. El resultado fue funesto. Quizá por ello errático me encontraba, y tras tantear sin éxito lugares que antes acogieron mi ubicuidad, sólo encontré un lugar cómodo en el que poder asentarme. Me estiré en la cama y cerre los ojos.

Tres son los gatos: Nico, Susi y Samba. Nico mezcla de gato noruego y gato común europeo le viste un largo pelo de color blanco y marrón oliva. Es afable y de perfil se asemeja más a un tonel que a un gato. Susi es una gata común europea de color gris con franjas negras, de figura esbelta y caracter arisco ronda el año de vida. Para ganarse su confianza hay que intentarlo con la comida, de tal manera que si al principio me rehuía en cuanto se percataba de mi presencia, al aplicar la técnica del jamón cocido ella me aceptó y no dudó en acercarse. Lo malo de esta técnica es que cada vez que abro el envoltorio del pernil, aparece su silueta a mi costado y con ronroñeos y caricias intenta que ceda a sus pretensiones. Por último Samba, o como yo le llamo Pequeño Napoleón, gato de un mes y de color atigrado, de bravo espíritu no se deja amedrentar por ninguno de sus nuevos compañeros felinos. Denota mucha vitalidad y tiene cierto ingenio felino que más de una vez me ha dejado con la boca abierta.
Hace dos noches, Nico, Susi y Samba andaban con cierto sigilo por la casa. Parecía sorprenderles algo a lo lejos, se oían golpes en el salón. Inmediatamente acudieron y desde el quicio de la puerta observaron a Pamela cerrar con vehemencia la puerta que comunicaba el salón con la terraza. Acto seguido la vieron coger también su taza de infusión (un preparado de infusiones relajantes) y como de sus labios salían palabras en tono bajo y constante como recitando un texto; sus ojos se centraban en la televisión que al instante empezó a oirse por toda la casa.Dicen que por la boca pequeña no entran ruedas de molino, quizás por eso ella hablase así, para que no le entrasen esas ruedas, sin embargo lo que en ese momento los tres pequeños felinos no sabían, es que la rueda de molino que se estaba conformado incluía dos cuchillas, una a cada lado del centro de la llanta. Esa rueda se acabó aquella misma noche.

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