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domingo, 7 de noviembre de 2010

De Maria Cristina a Verdi

Sí, ya lo sé; sé lo que piensan. Siete entradas en octubre han sido muchas, que rompen con la regularidad sita entre 1 a 3 documentos al mes. Seguro que muchos pensarán que yo escribo aquí porque mis ideas no tienen destinatario, y en vez de torturar a alguien, prefiero socializar mi desgracia.
Sí, lo sé; este blog fue creado tras una deslealtad, y tras la visita de varios cólicos, conseguí llegar hasta hoy. Ahora que el amor se va, pensaba que vendrían las nauseas otra vez, pero se mudaron sin dejar ni una nota de despedida. Sólo barruntaba ideas, cosas que tenía que calzar. Su alcance parece lejano, como si estuviese en la inmensidad de la meseta y le digese a Antonio Machado, -mira tu ves la inmensidad de Castilla y yo veo la inmensidad pagana, así que hablemos de ancho y largo y no de Dios.-
Pero Machado no vive, así que desconozco cual hubiese sido su respuesta. Y tras esta pequeña licencia, permitanme que les adentre en un recorrido por la Capital Catalana, Ciudad Condal, Layetanolandia, Barcelona, Barcino, Barna o BCN -pueden elegir el topónimo, lo dejo a gusto de ustedes-
Viendo que el amor cocía mi corazón, decidí templarlo paseando por Barcelona. Creanme no hay mejor enfriamiento que la realidad social. Ésto es positivo, te vuelve más racional y menos dependiente del sentimiento, y yo, atrapado por el Príncipe del Amor y ansioso por volver al lado de Psiquis, entenderán porqué la duración del paseo es de dos horas.
El punto de partida, todo camino tiene su origen, lo situamos en la Plaça Maria Cristina. En la Gran Vía Carlos III, sentido montaña, pueden observar una serie de edificios de oficinas, así como bloques de viviendas de hace 30 años en los que habitan una especie denominada burgueses.
Hay muchos que salen o van a sus madrigueras de hormigón, también hay trabajadores/as del hogar, algunos los puedes ver iendo al supermercado con la librea de su señor/a. Yo tengo un amigo que tiene un atuendo de camarera de pisos, remniscencia camarera del Titanic aligerada y que utiliza para excitar a su pareja... En serio, una parte de la vida es una guasa para la otra parte de la vida, no importa lo desgraciado que te encuentres, siempre habrá alguien que haga de ello una chanza.
Sigo respirando aire de "yo mismo, porque yo lo valgo, clases de música, camomila, ropa de marca y perfumes varios" estoy a punto de cruzar a la zona del antiguo Sarriá, pero antes me fijo en el complejo que los Salesianos tienen montado. Incluso una editorial de textos de enseñanza media famosa en España, tiene su domicilio social en aquel sitio.
Paso por la zona donde andes se erguía el estadio del Espanyol CF, ahora bloques de pisos. Continuo por el Carrer Lázaro de Cardenas (ex presidente de México) una calle de dos carriles y sentido único, con demasiado trásnsito de vehículos. Ésta y la zona de Ganduxer, es una zona burguesa, pero aquí algo chamuscada por el CO2.
Cruzo la Via Augusta y me adentro por las callles Carrer Raset y Freixa, todas ellas en paralelo a Via Augusta. Las casas por esta zona, no tienen por lo general mucha alzada. Me recuerda a cierta configuración del Paseo de la Habana en Madrid y es interesante visitar un conjunto de edificios que están recubiertos por perfiles de madera. De mi inmersión, una señora de rubio platino, chandal de algodón, perro pequinés y perfume selecto, me saca, es hora de seguir caminando. Es plena zona de Monterols y decido coger el Carrer Copèrnic, el cual me permite cruzar primero el Carrer de Santaló y despué el Carrer de Muntaner. He llegado a la Clínica Cyclops, es la típica clínica barcelonesa, que visita alguien de fuera porque quiere realizar algún tratamiento que por tiempo o por dinero le sale más rentable hacerlo en ésta, en vez de acudir a la Seguridad Social o a la sanidad pública de su país.
Enfrente de la Clínica, un conjunto religioso atrapa al viajero, es la "Bienaventurada Virgen Maria". Pero la forma, no oculta la materia, ya que se trata de una institución de enseñanza.
Ahora la cuesta es descendiente, toca bajar un poco, ya que estamos bordeando el Parc de Monterols. Llego al cruce de Copernic com Atenes Y decido seguir por esta calle de irregular trazado y paralela a Balmes. Es una calle algo embrutecida, sin embargo alguna de las fachadas de los edificios, son interesantes. A mitad de la calle, se sitúan las escaleras de Corint, las cuales llevan al metro de Pádua. En aquel instante un chico con pantalón corto y sudadera sibaba a su perro. Llego por fin a la Ronda del Mig o General Mirtre.... Una ronda de circunvalación en constante cambio, como la casa okupa, cerca de la Plaza Lesseps, que ha dejado paso a un solar vacío gracias a la iniciativa de Especulaciones y Demoliciones S.A.
Aún no han llegado las líneas 9 y 10 de metro a la Plaza Lesseps, pero ya esta prácticamente acabada la reforma integral de la misma. Del antiguo escalextric, vigas de acero son su único testimonio.
Cruzar la plaza en dirección Este, es adentrarse en Grácia y aquí podría decir muchas ideas que me pasan por la cabeza, pero eso, es menester de otro día.

martes, 26 de octubre de 2010

SAINT ETIENNE, a jorney wtih SMASH THE SYSTEM, singles 1990-1999


No he encontrado en Saint Etienne, ninguna reminiscencia a grupos de música de los años 60 como Fleetwood Mac o The Mama's and the Papa's. Pero de lo que estoy seguro, es, de haber encontrado en el disco "Smash the System: Singles and More" a una banda hecha así misma. El grupo británico Saint Etienne, pretende alejarse de los esterotipos de música pop británica para interpretar, desde su perpectiva, el pop electrónico continental. En la primera parte del álbum, podemos encontrarnos temas como "Join our club", "You're in a bad way", "who do you think you are" o "Pale movie" cuya base podría haber firmado el grupo Ace of Base, pero con un toque diferencial en cada tema, hecho que los va a marcar en sus sucesivos sencillos.
Durante la década de los 90, Saint Ettiene maduró su sonido, más elaborado y menos cercano a otros grupos de dance-pop o tecno-pop o pop con base progressive... elijan ustedes la definición que quieran. Sin embargo, lo que si encuentro en esta segunda parte del álbum, es un cierto aire, sin pretender hacer una similitud, al artista finés, Jimi Tenor, quién por entonces también se aproximaba a la música electrónica.
"Lose that girl", tema recomendable para conocer a este grupo del que se ha dicho que, ha ido en "contracorriente" de la industria musical y del que un servidor agradece.

I have found in Saint Etienne, no bands reminiscent of the years 60 as Fleetwood Mac and The Mama's and the Papa's. But I am sure that I found on the album "Smash the System: Singles and More" a band made herself. The British group Saint Etienne, intends to move away British pop stereotypes to play, from their point of view, continental electronic pop. First part of the album, we discover songs like "Join our club", "You're in a bad way", "Who do you think you are" or "Pale Movie" whose "bit" could have signed by Ace of Base but with a differential touch on each track, a fact they will mark in its subsequent singles.
During the 90's, Saint Etienne matured their sound, more elaborate and less close to other groups of dance-pop or techno-pop or pop with progressive base ... choose the definition you want. However, what if I find in this second part of the album, is an air, it isn't an analogy with the Finnish artist, Jimi Tenor, who also then approached the electronic music.
"Lose That Girl" theme advisable to know this group has been said that has been on the "upstream" of the music industry and thanks you for that.

Saint Etienne:

Sarah Carcknell
Bob Stanley
Pete Wing


http://www.saintetienne.com

jueves, 7 de octubre de 2010

sufrimiento ubicuo

Tu cuerpo decidió separarse de tu conciencia y seguir una senda diferente. Mi mirada esconde el deseo de volverte a ver como antaño, hijo mío.
La irretroactividad de la suerte me obliga a olvidar el pasado, sin embargo, en la nostalgia tu madre y yo nos hemos adentrado, y por egoísmo, navegamos en barcas separadas; un sufrimiento ubicuo, coincidente, pero sin una alianza que nos ayude a llegar juntos a tu conciencia.
El Ténaro no quiso admitirte y entonces la suerte ante Caronte te dejó. ¡ Y tu lucha contra los vientos de la inanición¡ no espera más final que aquel lugar en el que ningún albur se atrevió a situarte; sólo queda entonces, una lucha férrea hasta la muerte y una espera conformista por nuestra parte.
Tu cuello, estático, perdido de cualquier flexibilidad, te impide vislumbrar un horizonte claro. Para que me sientas cerca, me situo ante tu campo de visión. Lo noto, veo como tus espasmos se relajan, estás tranquilo, el miedo ya no es tan fuerte hijo mío, no estás solo.
Veo en tus ojos la expresión del dolor y tu ves en los míos lágrimas. No quiero que veas en ellos la desesperación, aquella empatía por sentir tu sufrimiento y la impotencia por no poder ofrecerte una vida digna. Con gesto egoísta me separo, no quiero que me veas llorar.
Soy un cobarde, lo sé. Y quiero que por ello me perdones. Sé que me pides que acabe con tu sufrimiento, pero no soy justo, soy inquisitivo en pro de mi egoísmo frente a la verdad, no quiero perderte. No sabría como vivir sin ti, pero tampoco sé como ofrecerte una vida digna. Perdóname hijo mío, perdóname.

sábado, 2 de octubre de 2010

3.1 Escila

Ella es una mujer de metro sesenta y cinco, complexión delgada, rasgos faciales pronunciados y pelo tinto. Sus negros ojos son apreciables a través del tenue lienzo de humo que la rodea. Fumar la mantiene distraida, lejos de una preocupación con forma humana: su hermano.
Él es quién vive en el habitáculo, al otro lado de la terraza. Que antes que mazmorra, fue cobertizo. Sólo ella posee la llave de la libertad, la que permite el acceso al contenido, en definitiva, aquello que se debe ocultar.
Los ruidos que emanan de su interior, perturban la tranquilidad de la casa; en el piso de abajo, ya no vive nadie y arriba sólo está el cielo de Barcelona como testigo. Las sacudidas desenfadadas, van y vienen de forma irregular, iendo a parar no sólo al laminado de la puerta, sino también contra el muro, de tal suerte que, el propio habitáculo se iergue como argolla.
En vano, las súplicas. En vano, los golpes. En vano, las amenazas.
Ella era consciente de lo que hacía, su voluntad se manifestó en la acción, concebida y después moldeada hasta el día del suceso. El causante, fue quién le otorgó la tutela furiosi, la tutela de su hermano, la tutela de la impotencia, la capitis diminutio máxima. Tutela de día y velada de noche, sin tiempo para su libertad.
Lo había meditado, había tenido mucho tiempo parar pensar en el cómo, pero no el cuando. Mientras el horizonte no anunciase su venida, ella se sumergía en la desesperación, la ansiedad, el miedo; en definitiva, la depresión. Fueron muchas las pastillas, fueron bastantes las consultas psiquiátricas, fueron algunos intentos de suicidio, fue único el día del suceso.
Y sucedió así, la tutela de su hermano Iván, fue transmitida por el padre de ambos mediante un legado. Redactado en vida de éste, no fue modificado a pesar de los ruegos de ella, Reyes, aquella que con Caribdis, sobrevivió a la rueda.
Su sonrisa en forma, era la de una abuela de sesenta en años; me sonreía a mí y a la rueda, observadores en la distancia.
-¿viste a Nico, Susi y Samba?- me preguntó con aquella risa sardónica.
-Sí, están en la habitación de Pamela- se lo dije calmado, intentaba utilizar los términos apropiados.
-Desde hace unas semanas, la casa parece más vacía desde que ella no está. Ella se marchó, ellos me los dijeron- señalaba con la mano izquierda a los gatos retratados en una foto colgada en la pared, mientras que con la derecha volvía a dar una calada al cigarrillo.
-Ella sufría- empezó a hablar con cierta ternura, en adagio, como si estuviese de cuerpo presente, -sufría por haber nacido en un mundo que no le correspondía, si sólo la hubiesen dado una oportunidad, podría haber demostrado que ella puede ser mejor que ellos. Muy triste creeme-
-¡Qué pena Reyes¡- le grité con severa indiferencia.
No cambió su sonrisa hacia mí y esperó a que yo siguiera hablando, estaba pensando que si comenzaba a hablar, en algún momento, podría manejar mis palabras a su antojo, aprovechar un descuido y atacarme.
Pero no iba a caer en su juego. La rabia me crecía por dentro y la rueda empezó a inquietarse.

Reyes miró a la rueda y ésta erguía sus cuchillas. La rueda, como un proyectil recorrió el pasillo hasta dónde se encontraba ella, pero lo único que encontró, fue la puerta de su habitación. Ella se había escapado, había conseguido entrar en la habitación y cerrar la puerta.
En el pasillo había una ventana y tres puertas. La ventana daba al patio de luces, mientras que las puerta de la derecha, llevaba al baño, situada enfrente, la puerta para entrar en la habitación de Reyes y por último, perpendicular a ambas, la puerta de la terraza.
Ésta última se encontraba entreabierta, si Reyes hubiese intentado escapar por ella, la rueda la hubiese alcanzado.
Cuando me acercaba a ésta última, una sombra ágil pasó por el otro lado, en la terraza. Esto me provocó cierta prisa y entré con ímpetu en la terraza, pero allí no había nadie. La terraza sobre un plano, tenía forma de L, así que podía estar esperándome al otro lado o haber entrado por la puerta que comunica con el salón. Antes de seguir hacia adelante, me fijé en que la rueda se había situado delante de la puerta de salida al rellano. Su papel de vigía, hacia más fácil encontrarla, en definitiva, eramos dos contra uno.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Abrazos.

Hoy he echado en falta un abrazo.
Hoy he echado en falta sentirme abrazado.
Hoy he mirado al frente y he visto al cielo azul.
Hoy estaba helado.
Y no he podido ir a buscarle
sin brújula que me guiase.
Hoy no he decidido encontrarle
porque no soy bien hallado.
Del abrazo de un amigo,
coordial momento,
palatino de un recuerdo efímero.
Del abrazo de aquel amor,
no hay instante, sino cadencia a lo mundanal.
Del amor de las ideas,
la nada es el abrazo,
mientras camino
por la calle bajo un cielo azul,
azul, azul, frío, sus ojos, fríos, pero azules.
¿es allí dónde encontrar un abrazo?

sábado, 25 de septiembre de 2010

Nuestra señora de las Mercedes

El espacio es reducido, la irregularidad del pasillo, obliga a caminar con cautela. Oscuridad, pero no siempre lo lóbrego envuelve el lugar, sólo de 00:00 a 5:30. Hay una intensa necesidad de satisfacción, por ende, un ingente colectivo, se mueve buscando la oportunidad, y cuando la encuentran, empieza digamos, la segunda parte.
No hay edad, mínimo 18, máximo.... Tampoco hay raza, ni creencias, ni diferencia entre solteros y casados, heteros y homosexuales; entran sólos o en pareja, buscan a uno o a "n"

Parte dos. En aquel lugar, las rosas no son rosas sino están envueltas en fragancia industrial, la belleza es opaca, proyectada ésta, sobre una sombra cuyo rostro el imaginario perfila, y éste a su vez, solapado a la búsqueda de placer, provocando en el momento, situaciones "pintorescas". Cuerpos de todas las complexiones, reconocen como rey a aquel que con músculos y tez masculina "a base de cosméticos", viene dispuesto a ocupar el trono. Un espabilado séquito se ha abierto paso y orbitan entorno a él, quieren tocarle, quieren sentirle cerca. Comienzan a liberar su libido, sin embargo, el resultado fue incierto, resulta que aquel rey resultó manco, su espada de la forja salió como espadín y con la imposibilidad de imponer su poder, se ve relegado a permanecer como un cuerpo más a la espera de un amo que le someta.

Todos pasan, todos saben que está allí, sino no irían. Una caricia sienta bien, pero es reconducida - ¡niña, no he venido aquí a ser tu novio, deja que mi mano te guie¡-

Es también un espacio infecto, lleno de transmisiones vía fluidos, alcohol y drogas. Según los parámetros actuales de alarmismo pro complejo industrial farmacéutico de la OMS (Organización Mundial de la Salud), un lugar como aquel, podría ser declarado insalubre con posibilidad de crear una pandemia, así que no es gratuito pensar en extender la costumbre a otros lugares.

Una mano se apoya en mi hombro, de repente la imagen se difumina en la nada, ya no hay lúgubre lugar, sino un manto de estrellas donde cobijarse de lo fatuo, frívolo e inmediato hedonismo. Me giro, para ver mejor a quien con una simple caricia me ha devuelto a la prosaico. Es mi amigo Sión. -Continuemos Sión, sigamos el camino y dejemos que la luz de las estrellas sea la incandescencia que mantenga latente la idea de amor en nuestros corazones-

PD: la carne del corazón, para quienes sólo de la carroña hacen su sustento, es un plato exquisito.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

reflexiones....

La primera, reside en mi gratitud hacia quienes os molestais en leer estas líneas. Sé que sois muchos más de los que yo jamás hubiera estimado, de diferentes regiones del mundo y que la mayoría entiende el español.
Gracias a todos también por vuestras aportaciones. Viendo que la mayoría de éstas, eran transmitidas por Last.fm he decidido volver a poner "mi perfil", en dónde encontrareis mi correo electrónico. Para que nadie se asuste, al publicar el correo, consiento en que cualquier persona acceda a él y se comunique conmigo.
La segunda reflexión, gira entorno al uso del correo electrónico. Respecto al contenido de los mismos, materialmente me da igual si está bien justificado en la razón, también acepto mensajes valorativos, pero por favor que no transgredan la ética, ya que millones de años de evolución, han dotado al ser humano de una herramienta, el neocortex, capaz de poder crear, razonar y deliberar ideas. Por otra parte y respecto a la forma de los mismos, el formato publicitario es válido como cualquier otro, pero éste ha de respetar las normas internas y de tráfico externo del Reino de España así como las convenciones en las que es parte sobre datos de carácter personal.
Respeto a la propiedad intelectual, todo documento publicado queda regulado por ella, así que por favor, si hacen uso de ello, haganlo con responsabilidad y respeto a la ley.

viernes, 17 de septiembre de 2010

3 Sísifo

Un latido, y tu mirada ha penetrado en mi interior; dos latidos, y de mi boca se desprenden sonidos en decadencia; tres latidos, y me dejo llevar absorto; cuatro latidos, y tu mera presencia hipnotiza a mis pasmos; cinco latidos, y ya siento la presión de besarte, la ingravidez, y seis latidos.
Y sucede que, te vas, cuando yo deseaba tenerte cerca.
El tren acaba de abandonar la estación y yo no estoy dentro del vagón, cerca de ti, aquel que me tiene que llevar seguro a casa. Vacío sin ti en la mundanal estación me encuentro, sin saber donde ir ni a quién preguntar: ¿por qué se aleja de mí? Y erré, y errático me pierdo en ello, que en definitiva es nada. Y del miedo a caer en ella, surge una idea a urdir tu ausencia. De la nada vinimos y a la nada volveremos. Ya tejida la nada, queda esperar.
Sin complacencia, la resignación es ardua compañera de espera.
Y ahora le pregunto a aquel que se enfrentó a los Dioses, cuan de tu piedra aceptaste subir la montaña, dime, ¿que ves desde la montaña?
Gente, entedí; personas que portan lo funesto como argolla. Gente errática, locuaz por no soportar la carga.
Entonces entendí, la subida es a título oneroso, ellos se reafirman en su excelso estatus y tu puedes respirar aire puro y huir en un breve lapsus del infecto hedor de la tragedia. Cierto es, que tantos años esperando en el andén, hice del hálito una esencia de mi vida, algo de ella que la define muy bien. Pues que sería la vida sin los aromas del vacío y la nada.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

"SINGLES", A LITTLE STORY ABOUT THE SMITHS


Quién tenga como acertado hobby adentrarse por la historia de la música occidental, no dejará pasar la oportunidad de tener en sus manos un disco de The Smiths, banda británica que vió la luz en 1982 y cuyos componentes fueron: Morrisey, Johny Marr, Andy Rourke y Mike Joyce. Han sido influencia para muchas bandas británicas posteriores y en general para quienes hicieron de la empatía a Morrisey un estilo de vida. Remniscencias a literatura británcia y artística de los 60 que un servidor ignora y que florecen las letras como si del mismo Oscar Wilde tratase con la volatil jueventud.
Cuando la electrónica se imponía en las pistas de baile y trazaba una línea transversal en la música, The Smiths publican su primer LP comercial: "The Smiths" (1984), más tarde vendrían "Meat is murder" (1985), "The Queen is death" (1986) y "Strangeways, Here we come" (1987). Seguramente el lector se haya percatado de que la producción de discos era practicamente anual. Ésto ha propiciado alguna crítica que los tildaba de oportunistas para una indsutria musical ávida de nuevos productos.
El album que he elegido es una muestra para vuestros oídos de lo que The Smiths fueron, "Singles" es esa "paleta" de canciones que propicia un acercamiento a una de las bandas musicales más laureadas del siglo XX.

http://typicalsmiths.blogspot.com/

http://sinera.diba.cat/search~S171*cat?/Xthe+smiths&searchscope=171&SORT=R/Xthe+smiths&searchscope=171&SORT=R&SUBKEY=the%20smiths/1%2C16%2C16%2CB/frameset&FF=Xthe+smiths&searchscope=171&SORT=R&8%2C8%2C

martes, 7 de septiembre de 2010

REQUIEM

Eran algo más de las 2 de la mañana, cuando me encontraba sentando en el banco de una marquesina, en aquella parada de autobús que aquel día no cogí. Llovía, a ratos con intensidad, a ratos con calma, por eso me acobijé en aquel lugar sin autobús.
En aquellos años de infancia de inocente solipsismo e imaginación, me pasaba tiempo mirando a la lluvia, la mayoría de las veces, detrás de un cristal. El sonido del agua al caer, el contacto de las gotas con las cañerías y en los cristales, hacían enmudecer lo mundanal; que con avidez huye, ellos quieren alejarse de su húmedo contacto, de su constante presencia... Se retraen a sus tareas, pendientes en cualquier momento de su cese.
Ahora ya no soy aquel niño, pero sigo viéndolo como si fuera de nuevo el protagonista de la escena; sentado en una mesa, con una hamburguesa entre mis manos y un puñado de patatas fritas sin catar, acompañadas en todo momento por un refresco de cola. Miraba por el cristal y veía un ingente colectivo de paragüas moverse por las aceras. De repente el 149 llega a su parada final, aquel microbús de color amarillo se convirtió en salvalluvia para los que con impaciencia habían estado esperando en la parada de autobús; en la parada contigua, la que espera al 40, habían esperando futuros viajeros.
Ya no hay ni 40 ni 149 en Red de San Luis, pero si días de lluvia, y yo ahora estoy en la parada, y aunque en mí, la lluvia sigue siendo aquella de cuando era niño, ahora la noche era suya y entonces note su presencia y a través de mi mente vi la escena, una noche de Los Ángeles, cayó.

Alguien entra en el metro de Los Ángeles, se sienta en el asiento y fallece; nadie de los que le rodea se da cuenta de que ha muerto.

viernes, 3 de septiembre de 2010

2.3 La marcha

De camino hacia la puerta que comunicaba con el exterior, me dí cuenta de que menos ésta, las demás se encontraban entreabiertas. La primera puerta empezó a ladearse haciendo sonar la visagra.

Conforme pasaba el tiempo la puerta adquiría velocidad, el primer portazo activó la segunda hoja, que por simpatía empezó a moverse, otro portazo de la primera y primer portazo de la segunda que activó a la tercera puerta.

La casa había preparado su propio comité de despedida; cuarta puerta en funcionamiento, los portazos se repiten con frecuencia, quinta puerta, todas las hojas en movimiento, ningún portazo se solapaba. Del ruido, ecos de tambores anunciando la marcha de los triunfantes. La rueda se puso delante mío, levitando sobre su eje, todavía restos de sangre en la cuchilla, lo podía ver en la parte superior.
De repente las puertas pararon en seco.

Precedido por la rueda, me dirigí sosegado a la puerta de salida, sin embargo sólo avance un par de pasos, una sensación acrecía en mi interior. Miré a la rueda, en la cuchilla superior el reflejo de una botella de ginebra, me giré y la ubiqué en la mesa camilla; retrocedí al salón, la cogí y me percaté de que Luca ya no se hallaba. Lo que sí que se movía era la peícula del Patito Lila, miré un rato la escena cuando el protagonista se encuentra en el rellano de la vieja casa, a donde había llegado tras seguir a una chica con apuros y que le solcitó ayuda. Me apetecía quedarme a ver la escena que se iba a producir en ese instante; ráfagas de proyectiles y sangre recorriendo la habitación, empero, la música, en el ritual de danza destructora, la gimnopedia número 1 de Erik Satié dirigía la imagen que se reproducía a cámara lenta y hacia aquel instante ingrávido.
Cada nota y cada acorde eran vectores de muerte y destrucción, ensimismado veía aquel baile intenso pero breve.
Decidí retroceder la película hasta el inicio de la escena y volví a oír la gimnopedia; subí el volumen, quería que fuese mía en ese instante.
Un momento de ingravidez, acompañado por una botella de Ginebra que precipité por toda la estancia. Me alejaba conforme llegaban los acordes finales, a trás me precedía una cordita de alcohol. El momento final se acercaba, la cadencia.
Una caja de cerillas en mi bolsillo, la canción se paró y el sonido de la película se enmudeció. Un fósforo encendido cayó sobre el alcohol y comenzó a inlfamarse.

-El fuego, la combustión, lo fatuo-

Aquella era otra mañana fría. La decadencia es una situación que se acobija en temperaturas gélidas, bajo cero, un hogar en el que vivía desde hacía tiempo, siempre cuesta abajo, siempre mirando al frío abismo venir. No había prenda de vestir que cubriese aquella sensación, ni cálida mirada en el horizonte. Aprendí en aquella solitaria experiencia, como Orestes convivió con sus remordimientos, a vivir con la rueda y la sangre.

miércoles, 4 de agosto de 2010

La vida...

Qué es la vida.
Hace algo menos de treinta años, una jóven pareja en rebujo sobre la cama de una pequeña habitación de la Corredera Baja, al lado de los madriles de las zarzuelas.
Ella es quien tararea la canción, de pelirrojo pelo y ojos verdes-miel saltones, las pecas de su mirada definen una pequeña dolls. Afortunado e inquieto por su deseo, él: pelo negro, bigote negro y mirada ensimismada.
Un ramito de violetas, la canción hace vibrar los sentimientos de ella, a él le gusta, le vuelve más tierno, más cuidadoso.
Son las primeras cintas de cassette, toca rebobinar el hilo. Él se levanta y complaciente ella, lo mira absorta. Tras un primer intento fallido, la canción vuelve a sonar y ella, como si las anteriores veces se hubiera dejado una emoción en el tintero, vuelve a vibrar. Aquella que quiere ser querida, aquella que un día fue buscada y encontrada, aquella que va sufrir, pues que es la relación entre personas sino un continuo entre querer y sufrir.
Ahora se mira en el espejo, el tiempo ha pasado, empero. aquella muñeca todavía conserva aquel rostro, pues, qué sería un cabalísta sin su sílfide. Él también ha vivido muchos otoños, ha perdido con ellos el cabello y el tiempo. El tiempo, abstracto, medible y notorio. A los ecos del tiempo un sonido vuelve a susurrarle en su melena ya no tan pelirroja. Aquella canción y con ellos aquellos sueños; pero, ¿quién es aquella chica?, no eres tú mujer, tú eres la mujer del espejo, ella solamente es una chica de veintiseis años con sus inquietudes. Te resulta extraña a la vez que familiar. Los recuerdos se vuelven nostalgia, pero no quieres caer en ella. Piensas no soy, porque ya no me atan aquellos sentimientos y aquella visión de futuro. Al final decides apartarte del espejo y te diriges a la ventana. Atisbas la calle, cada detalle es importante, como queriendo encontrar a alguien allí. Al cabo de un rato, aparecen dos siluetas jóvenes; allí están, un día dijeron que volverían y así lo hacen, ella una joven de veintiocho años, él un año menos. Los dos tienen cierto aire de ilusión por la vida, de ganas de tener nuevas experiencias y cierta arrogancia inmadura.

miércoles, 14 de julio de 2010

2.2 Rústico

Entonces surgió la conversación:

- Existo y pienso, ¿ellos lo sabían?-

Rusticiani non civilae, rusticiani non personae

- ¿y quién ha decidido por mi?-

No esperaba otra cuestión, empero, siguieron otras en torno a su vida. Mi arrogancia inicial se transformó en un tono afable; el comenzaba a comprender.

La pregunta correcta no es ¿quién?, sino ¿por qué? y ¿para qué?

Titubeó durante un momento hasta que con severidad me dijo:

- ¿
por qué?-

En ese instante empecé a hablarle como si un ansia por llegar al final me hubiese tomado.

No aceptan huéspedes, ni tampoco invitados, es un club social limitado.

Por su mirada parecía que no me seguía, adopté una postura severa, pero antes de que pudiera decir alguna palabra dijo:

-
¿para qué?-

Para satisfacer su cerebro de reptil, si tu no existes, ellos buscarían a otra persona, o la inventarían, así podrán seguir con los deseos que le son propios.

- ¡son humanos, no reptiles¡, dijo con severidad-

Animales disfrazados de humanos, ¿humanos sin cerebro de reptil serían humanos?, ¿pienso luego existo? ¿existo luego pienso?.
Existes, existo y existen... ¡la inconciencia de la existencia¡
... ¿Qué puede asemejarse a la razón?.
Antes que racionales, irracionales.... sentimentales en definitiva.

Me miró perplejo, tras unos segundos dubitando, dijo:

-
¡Pero en los sentimientos también hay cariño, afecto... amor¡¡-

Sí, pero también odio, envidia... Cualquier sentimiento que nos sitúe en la deshonestidad es también sentimiento.

-y la razón, ¿es honesta?-

No, si eres malvado; éste actuaría con plena conciencia sin importarle los daños que pudieran sufrir las personas.

Algo presintió porque se mantuvo quieto mirandome con sus negras pupilas, debió de hacerse una idea de la calaña de persona que era y ahora intentaba adivinar mis movimientos.

Rusticiani non civilae, rusticiani non personae, ellos conformaron tu destino y yo acabaré con su obra

No dijo nada, se volvió a la pantalla del ordenador

Viniste de Brasil para huir de tu tío y los continuos abusos y dejaciones a las que te sometía, confiaste en la justicia punitiva de ellos, empero siguen sin aceptarte como igual; pues, ¿qué es una justicia racional en un mundo de inconsciencia y recuerdos conformados?. No te devolvieron tu dignidad y arrastras los hechos como argolla que te presiona.
Sin embargo, lo que sigo sin entender es por qué te aferraste a esta vida.

-Y tú, a cuantos has matado, a cuantas almas tienes como remordimiento en la cabeza y te...-

Su voz se volvía ágil y segura mientras la rueda experimentó una vehemente impaciencia, antes de acabar la frase, ésta impactó contra su pecho y una de las cuchillas se lo atravesó.

Miraba hacía arriba, con la boca abierta; a la vez, tenía convulsiones, y de una arcada, escupió sangre. Al cabo de un rato, el peso de la rueda provocó que el cuerpo se venciera hacia adelante iendo a parar donde estaba extendido un charco con su sangre.

Caminaba hacia la puerta que comunica con el exterior, cuando me dí cuenta de que menos ésta, las otras puertas se encontraban entreabiertas. La primera hoja empezó a ladearse haciendo sonar la visagra.



miércoles, 2 de junio de 2010

THE VERY BEST OF THE STONE ROSES


Hace unas semanas, buscando entre compactos en la tienda de música Revolver, encontré el disco recopilatorio de The Stones Roses, banda nacida en el Reino Unido a finales de los años 80. Recorriendo su lp, uno puede imaginarse a grupos de la talla de Oasis o Blur en sus primeros años, y es que parte de los críticos sostienen que éstas y otras bandas del Brit-pop han asimilado parte de la música de The Stone Roses.
El álbum comienza con "I wanna be adored" el tema más tatareado por sus fans, sigue después con temas tan peculiares como "She bangs the drums" , "Waterfall" o "Fools gold" para acabar con una canción del año 1989 "I am the resurection" .
Quienes como yo conocieron al grupo a través de la canción "Elizabeth my dear", ésta no aparece, quizás porque el disco quería mantener la esencia de The Stones Roses.
Recomendar el recopilatorio a quienes indagan en los orígenes del Brit Pop.


A few weeks ago, searching compact Revolver music store, I found the compilation album The Stone Roses, a band born in the UK in the late 80s. Revising his Lp, one can imagine groups of the size of Oasis and Blur in the early years, and that some critics argue that these and other Brit-pop bands have absorbed some of the music of The Stone Roses.
The album begins with "I Want to Be Adored" humming the track by fans, still later with themes as peculiar as "She bangs the drums", "Waterfall" or "Fools gold" to end a song of 1989, "I am the resurection. "
About as I met the group through the song "my dear Elizabeth," this does not appear, perhaps because the disc I wanted to keep the essence of The Stones Roses.
Recommend compilation who delve into the origins of the Brit Pop

The Stone Roses:

- Ian Brown
- John Squire
- Gary Mounfield
- Alan Wren

http://sinera.diba.cat/search~S171*cat?/Xthe+stone+roses&searchscope=171&SORT=R/Xthe+stone+roses&searchscope=171&SORT=R&SUBKEY=the%20stone%20roses/1%2C9%2C9%2CB/frameset&FF=Xthe+stone+roses&searchscope=171&SORT=R&5%2C5%2C"

http://www.discos-revolver.com/"

http://www.thestoneroses.co.uk/"

viernes, 28 de mayo de 2010

2.1 Carrer València 369

No hizo ni un instante que las sombras absorbieron toda la luz cuando me encontraba en un pasillo largo y lúgrube. A la derecha cinco puertas. Al fondo, latente, la poca luz de la casa parecía emanar de algún televisor encendido. Proyectada en la pared, una sombra no muy alta parecía inquieta.
Luca es un chico de veintinueve años, moreno de piel y pelo negro. Hace diez años dejó atrás su vida en Sao Paolo para instalarse en Barcelona. Aquel jóven que acababa de dejar la pubertad no pudo contener las lágrimas en su primer viaje al viejo mundo.
Con la esperanza como timonel, poco a poco el cielo del trópico de capricornio dejaba paso al Ecuador y tras atravesar el gran Atlántico la peninsula hizo acto de presencia. Empero el viaje no se presuponía fácil, cuando el avión se acercaba a Madrid, una tormenta acompañada de rayos y relámpagos aseguró un aterrizaje brusco e intranquilo.
Si en Madrid era la tormenta quien recibió a Luca, su llegada a Barcelona fue completamente opuesta. El sol relucía en su máximo explendor y la temperatura aún siendo elevada se podía soportar debido al viento de Tramontana que soplaba.
Aquella noche sin embargo, aquel chico era ya un hombre en cuya mesa había un ordenador portatil, un cenicero con varios cigarillos y un tubo con ron y hielo. En un instante se levantó, y quitando importancia a la película que veía en el ordenador, puso la cadena de música. Placebo era el grupo que empezó a sonar. Se volvió a sentar, cogió otro cigarillo y se lo encendió. Su mirada volvía al ordenador en dos direcciones, la primera era para mirar si alguien estaba conectado en el mesenger y la segunda dirección, vaga como de soslayo, se dirigía a la película.
La película era un clásico del cine de acción de serie Z titulada el Patito Lila, cuyo personaje se ve inmerso en un mundo de muerte que el mismo no busca pero del que no puede escapar.
En esa escena aparece el patito lila en un escaparate de una tienda. La película se detuvo en ese instante y Luca al percatarse, buscó la manera de continuar con la reproducción. Después de varios intentos, pensó en que el programa se había bloqueado e intentó cerrarlo, sin éxito, miró la escena y antes de que presionara el botón de reinicio de windows, se fijó en un objeto circular que en la escena parecía estar fuera de contexto. Lo extraño era, que mientras la imagen estaba congelada, aquel objeto con forma de rueda se movía sobre su eje, en cada parte del eje dos cuchillas.

sábado, 15 de mayo de 2010

1.3 El ángel

La madera de la rueda absorbió toda la sangre que pudo y su tonalidad adquirió un color ocre.
La noche se marchaba a la vez que el salón perdía el rastro de la muerte. Cuando el gris ganó terreno al negro, Nico, Susi y Samba marcharon a dormir al dormitorio de Reyes.
La mañana parecía abrirse de nuevo entre nubes. Cuando el despertador sonó, en la casa reinaba una inusual tranquilidad. Me levanté y puse agua a calentar para tomarme una infusión. Era temprano y domingo por lo que todavía era pronto para estar despierto. Dejé la infusión reposar y fui al baño a lavarme la cara. Al llegar a la puerta me percaté de que las tres siluetas felinas se encontraban en posición severa; Nico, Susi y Samba contemplaban mis movimientos desde el pasillo por donde hacia un instante acababa de pasar. Sorprendido de no habérmelos cruzado, entré en el cuarto de baño, me miré al espejo y dije: -bueno me acabo de levantar, es normal que ande algo despistado-. Salí del baño y volví a la cocina, en el camino, no había ni rastro de los tres. Me tomé el té rojo, me recogí en la habitación y me tumbé en la cama durante un rato más.
Son algo más de las tres de la tarde y expuesto al sol el calor se hace insoportable. Bajo el portal número 43 me sitúo para resguardarme del calor y también para esperar la salida.
La humedad tampoco es buena compañera de espera y a pesar de estar protegido de la acción del sol, tengo la camiseta empapada. Sólo quiero darme una oportunidad más, sólo quiero darle una oportunidad más. Unas gotas de sudor recorren mi rostro, la inquietud parece haberse apoderado de mí, y antes de dejarme llevar por el desasosiego, la veo.
Por la puerta aparece una silueta femenina, su piel frágil y blanca está protegida por un vestido de tela blanca y ligera, sólo las piernas se escapan y me permiten comprobar que son proporcionadas y hermosas. Sus ojos azules, acaban de ser tapados por unas gafas de sol, la bella en la Costa de Azul, se podría haber titulado la escena en la que ella abandona la librería donde trabaja; sin embargo una vez más, la Costa Azul se desvanece y la bella es sólo una imagen que se aleja por la calle.
Me desplazo, la sigo, la alcanzo y cuando quiero decirle que, de todas las cosas maravillosas del mundo sólo hay una que reuna el encanto de todas ellas, me vuelvo introvertido, el corazón se me dispara, las ideas se difuminan en la nada y las palabras campan libres y sin razón. Ella me conoce, sólo soy otro cliente más. Se ha percatado de que estoy a su lado y con modestia, decide atenderme; un hola, un ¿qué tal? y ya es suficiente para mí.
Lo planeado por la razón durante días, se viene al traste cuando estoy cerca de ella, el plan parecía perfecto, sin embargo, ante su persona soy un tartamudo que responde titubeante -sí, bien gracias me dirijo a ver la programación de los Cines Alexandra.-
Ella debe de notar lo patán que soy y esboza una sonrisa, que sosega al monstruo que me daba la sensación ser en aquel momento. La conversación siguió con sus sutiles preguntas, más naturales e inocentes que las que dije yo, llenas de artificio e impertinentes.
Sin venir a cuento, lo dije ¿te apetece tomar algo?, ella volvió a mostrar su perfecta sonrisa y me dijo que no podía, que el tren de Parets se le escapaba. ¿Por qué tengo que meter la pata cuando pasa delante mío un ángel como ella?
Aquella respuesta, me indujo de nuevo al estado introvertido, pero el aire ya era muy pesado para soportarlo. Le dije: -vale-, le desee buena tarde y me fui sonrojado en sentido contrario.
Aquella noche, en mi habitación, lloré mientras repetía para mi mismo: ¿qué planes tendría que hacer?, ¿le habré parecido un bicho raro?, peor aún, ¿no pensará en mis sentimientos?.
No hizo ni un instante que la oscuridad absorbió toda la luz cuando me encontraba en un pasillo largo y lúgrube. A la derecha cinco puertas. Al fondo, latente, la poca luz de la casa parecía emanar de algún televisor encendido. Proyectada en la pared, una sombra no muy alta parecía inquieta.

sábado, 8 de mayo de 2010

1.2 La rueda se alimenta

Dicen que por la boca pequeña no entran ruedas de molino, quizás por eso ella hablase así, para que no le entrasen esas ruedas, sin embargo lo que en ese momento los tres pequeños felinos no sabían, es que la rueda de molino que se estaba conformado incluía dos cuchillas, una a cada lado del centro de la llanta. Esa rueda se acabó aquella misma noche.
Valedora del título de paranoica era Pamela, digo que era porque aquella misma noche desapareció. Cierto es que la rueda siguió allí en el salón, quieta, esperando a un nuevo amo, que quizá la siga dando forma o que quizá sólo se deje llevar por su suerte.
Pamela había hecho de la convivencia un orden, que de tanto en tanto era alterado por las risas de las dos de la mañana. Aquella noche las risas habían vuelto y Pamela violentada por tal desaprensión, se levantó de la cama y se fue al salón. En el momento, había un grupo de personas, algunos conocidos y otros no, pero allí estaban todos mirándola desde arriba. Pamela se puso las manos en la cabeza y se tapó los oídos, pero allí seguían. Al cabo de un rato las risas pararon, pero en sus caras sólo había sardónica risa que sin embargo la hicieron encerrarse en su paranoia y empezar a lanzar insultos acá y acullá con cierto resultado incierto, ya que las personas volvieron a reírse. Exhausta, con el último resuello, empezó a balancearse, se contrajo en posición fetal y empezó a hablar en voz baja. Cuando quiso darse cuenta de que había una rueda enfrente de sus pies, la suerte ya la había tocado y como ésta habló con las percas en la rueda encontró un hilo.
Mientras cogía el hilo, más voces, esta vez sin rostro, se sumaron al escenario,que como foro público de la risa le hacían a ella sentir sórdida. Vuelta a la risa, vuelta de nuevo a oír y sentir ser alguien diferente por el rechazo; vuelta la sardónica, vuelta y vuelta, todo girado y otra vez a empezar.
Que decir de la risa que no estuviese experimentando ella en esos momentos, sólo retozadas de aquella mujer de unos cincuenta años, de pelo corto y mirada fulminante parecían afectarla con más indignación que las otras.
Cuando lo locuaz dejó México y definió la materia de ella, en la rueda se acababa de conformar, sin que ella fuese consciente de lo que hacía, dos cuchillas.
Una de ellas fue dirigida con firmeza por el brazo izquierdo hasta situarse a una distancia prudencial,la que separa la vida de la muerte. Empero, aquellas no debían ser las instrucciones correctas, porque de nuevo, un hilo de lana de color negro descendía hasta que se posó en la cuchilla. Confundida Pamela, dudó, y con ademán de supervivencia, intentó quitar la cuchilla de su alcance. Nerviosa, sin meditar en lo que estaba haciendo levantó la rueda y en el momento que veía alejarse la cuchilla, apareció su hermana de acero y le sesgó el cuello. La sangre, empezó a extenderse por todo el lugar. La madera de la rueda absorbió toda la sangre que pudo y su tonalidad adquirió un color ocre.

martes, 4 de mayo de 2010

1. Bajar al inframundo

Aquella tarde de primavera se presentó impetuosa. Dentro de la casa, las ventanas se retorcían, los cristales parecían hincharse y las gotas ayudadas por el viento, intentaban vencer la fuerza de la pared, humedeciendo solamente el muro que separaba la terraza de mi habitación y la de Pamela. En la parte de la casa donde no había contacto con el exterior, sólo había un fino hilo de actividad, el sonido del viento al quebrar contra la estructura de los edificios, inmaterial pero presente.
Sin embargo, era el frío la circunstancia que nos hacía a mí, a Reyes y a Pamela permanecer en nuestras estancias próximos a las estufas eléctricas.

Yo decidí desconectar un poco. El día había sido muy agotador; por la mañana,deprisa y corriendo había estado elaborando dos trabajos académicos cuya fecha de entrega vencía a las cuatro de la tarde. El resultado fue funesto. Quizá por ello errático me encontraba, y tras tantear sin éxito lugares que antes acogieron mi ubicuidad, sólo encontré un lugar cómodo en el que poder asentarme. Me estiré en la cama y cerre los ojos.

Tres son los gatos: Nico, Susi y Samba. Nico mezcla de gato noruego y gato común europeo le viste un largo pelo de color blanco y marrón oliva. Es afable y de perfil se asemeja más a un tonel que a un gato. Susi es una gata común europea de color gris con franjas negras, de figura esbelta y caracter arisco ronda el año de vida. Para ganarse su confianza hay que intentarlo con la comida, de tal manera que si al principio me rehuía en cuanto se percataba de mi presencia, al aplicar la técnica del jamón cocido ella me aceptó y no dudó en acercarse. Lo malo de esta técnica es que cada vez que abro el envoltorio del pernil, aparece su silueta a mi costado y con ronroñeos y caricias intenta que ceda a sus pretensiones. Por último Samba, o como yo le llamo Pequeño Napoleón, gato de un mes y de color atigrado, de bravo espíritu no se deja amedrentar por ninguno de sus nuevos compañeros felinos. Denota mucha vitalidad y tiene cierto ingenio felino que más de una vez me ha dejado con la boca abierta.
Hace dos noches, Nico, Susi y Samba andaban con cierto sigilo por la casa. Parecía sorprenderles algo a lo lejos, se oían golpes en el salón. Inmediatamente acudieron y desde el quicio de la puerta observaron a Pamela cerrar con vehemencia la puerta que comunicaba el salón con la terraza. Acto seguido la vieron coger también su taza de infusión (un preparado de infusiones relajantes) y como de sus labios salían palabras en tono bajo y constante como recitando un texto; sus ojos se centraban en la televisión que al instante empezó a oirse por toda la casa.Dicen que por la boca pequeña no entran ruedas de molino, quizás por eso ella hablase así, para que no le entrasen esas ruedas, sin embargo lo que en ese momento los tres pequeños felinos no sabían, es que la rueda de molino que se estaba conformado incluía dos cuchillas, una a cada lado del centro de la llanta. Esa rueda se acabó aquella misma noche.

jueves, 18 de marzo de 2010

Orfeo, ante las puertas del Ténaro

Mi rostro es la sombra que te acompaña, aquella que se estira lejos de la lumbre y se recoge cerca de ella. Soy algo de la nada y mucho del vacío, por ende Rusticiano. Puedes pisarme, extrangularme, manipularme, mentirme, obstaculizarme, denegarme, limitarme, pararme; pero, no detenerme, ni aniquilarme y a pesar de tu indeferencia bien colada, soy, estoy y existo.

martes, 26 de enero de 2010

LA VIDA EN SU MÚSICA

Su música me vuelve sereno, sus notas penetran en mi cabeza y con tanto dinamismo rimbombante dejo caer una mueca de satisfacción.
Hoy es otro de esos días en los que la música de Johann Sebastián Bach, me devuelve a la realidad, a la frívola realidad.
Hace cinco años que se la diagnosticó el mal de Alzheimer. Desde entonces su sanidad deviene prolija a la tan abyecta degradación neuronal.
Los recuerdos de mi madre se pierden en el vacío de la nada. Solamente saca a colación algunos recuerdos de su juventud, cuando conoció a mi padre. Otras veces la he oído referirse a mí y a mi hermana; nos dice que nos comamos el trozo de chocolate con leche que nos acababa de dar en la merienda antes de que llegase mi padre. Recuerdo aquellas tardes, mi hermana y yo salíamos con rapidez del colegio cuando en casa, como cada martes nos esperaba un par de grageas de chocolate con leche. Una de esas tardes en particular, me acordé de la última clase que tuve, era en quinto curso. El tema era la familia; las monjas no describieron lo maravilloso de tener un padre y una madre, al mismo tiempo que tuvieron compasión por la pequeña María, ya que ella no tenía padre; cuando faltaban unos minutos para acabar la clase, María no pudo contenerse y empezó a sollozar.
Todavía me acuerdo de la foto, a la izquierda de la instantánea, se situaba un señor, el padre protector, en su sentido más amplio, de los demás miembros de la familia; la madre situada a la derecha del padre, denotaba una posición servicial, sus manos se situaban en los hombros del hijo varón, el cual parecía estar inquieto por la escena, a su vez la madre intentaba ponerle bien la capucha del abrigo; por último la hermana, situada delante del padre, con cara de no haber roto un plato en su vida.
Debajo de la foto una frase que ponía, la familia.
Para mí, el concepto de familia que aquel día me enseñaron las hermanas de la caridad, no correspondía en absoluto con el que me había tocado vivir. Mi madre parecía vivir una penitencia que sólo le permitía sonreír, vivir, cuando su argolla se cansaba de la constante opresión que le ejercía y maquinaba una ofensiva diferente.
Mi hermana tenía grabada en su mirada la expresión del miedo a punto de aparecérsele en cualquier momento y en cualquier lugar. Como sus ojos eran enormes como platos y de un precioso verde esmeralda, la gente creía que sus húmedos ojos eran consecuencia de diversas partículas (polvo, arena…) que le hubiesen entrado en ellos. Pero yo sabía que no, que sus ojos sólo estaban esperando el tan temido sufrimiento; la impotencia por no ser como la familia que las monjas decían todos los años a sus alumnos y siendo ella una cría la única solución que le quedaba era la de esperar a que el dolor volviera y resignarse a tal situación. Pero todo principio tiene su final, así lo entendió mi hermana cuando a los dieciséis años se quitó la vida, saltando desde el acantilado de las Maravillas. Allá de donde partieron los sueños de los viajeros con destino a las aventuras de ultramar, acabó la pesadilla de mi hermana y por ende acentuó el sufrimiento de mi madre.
Cuando Sara se quitó la vida, me sentí bastante sólo en ese viaje que todavía me tocaba recorrer a mí. A mi madre le costaba luchar cada día más, de tal manera que un día cedió y se le apagó la luz de su alma.
Cuando la hermana Victoria me preguntó si mi padre trabajaba, yo le contesté que sí; cuando me preguntó si mi padre me quería, yo le dije que sí, cuando me preguntó que como expresaba mi padre su cariño hacia mi, yo le dije con la seguridad de quien ha aprendido bien la lección: “que llevar el dinero a casa”, me callé unos segundo y continué, para que mi madre pueda comprar comida, para que mi madre pueda ir a la peluquería, para que mi madre pueda ir a comprar la ropa de trabajo de mi padre. La monja me paró
Me dijo que eso estaba muy bien, que nuestro padre se preocupaba porque la familia pudiera mantener un cierto bienestar a pesar de que el estuviera trabajando. Lo que ella me preguntó concretamente era si mi padre era afectivo conmigo; yo le pregunté que quería decir afectivo, ella me respondió “afecto, cuando quieres mucho a alguien, los sentimientos que están hacia la otra persona y que se expresan de diferentes formas”. Le pregunte si se refería por ejemplo cuando mi madre nos preparaba el chocolate con leche a mí y a mi hermana para merendar los martes por la tarde. Ella me dijo que sí, que eso en parte era una manera de expresar el afecto. Acto seguido me preguntó si mi padre también nos preparaba en sus ratos libres la merienda o cualquier otra comida, yo le contesté que no, que mi madre siempre insistía en que nos tomásemos el chocolate sin prisa pero sin pausa y que jamás le dijéramos a papá donde se encontraba guardado. Ella no tardó en preguntar ¿por qué? Yo le respondí, para que a mi hermana no le llorasen los ojos. La hermana Victoria no era como esas personas que parecen aseverar sus argumentos en forma de sentencia pragmática y decidió seguir preguntando, ¿por qué a tu hermana le lloran los ojos? Porque tiene miedo respondí, ¿de qué? Preguntó ella. De que mi familia no se pareciese a la familia de la foto del libro de convivencia.
La hermana Victoria, pareció entender que mis respuestas no escondían ninguna trampa que la hiciesen dudar, porque no tardó mucho tiempo en llamar a casa y preguntar a mi madre por nosotros y nuestro estado, incluso cuando ya no estábamos bajo su influencia académica llamaba con asiduidad. Hasta que un día dejó de llamar y jamás he vuelto a saber nada de ella.
Mi padre es un tipo muy curioso, debieron de explicarle de pequeño otro modelo de familia, diferente a la que mi hermana y yo aspirábamos tener y que hasta hoy no lo había puesto en duda. Pero por aquel entonces, yo me preguntaba si en los libros de convivencia que había cuando mi padre era pequeño aparecía un padre, con expresión de control, una madre con la cabeza agachada, un hijo con ganas de matar a su padre y una hija que ve como su ilusión por la vida queda solapada por el muro del miedo.
A los catorce años y tras una década sumariada en palizas y en reproches a mi madre, abusos a mi hermana, e insultos hacia mí, mi padre se encontraba en un estado de tal embriagadez que empezaba a delirar. Los delirios iban acompañados de conspiraciones contra su persona, especialmente contra mi y mi madre, hasta tal punto que hubo una temporada en la cual mantenía que mi madre y yo nos acostábamos. El aumento de la presión contra mi, se tradujo en el descenso de la presión hacia mi hermana, sobre todo desde que ella tenía novio.
A los diecisiete años y tras el intento de mi padre por pegar a mi madre porque siempre se encontraba la sopa fría cuando llegaba del turno de noche, le clavé un cuchillo a mi padre en el abdomen, según la autopsia, el hígado de mi padre estaba perforado por un objeto punzante. El juez de menores que tuteló mi caso, entendió que al atacar con un cuchillo en una zona vital, había cometido un homicidio imprudente. Al final me condenaron como autor de una falta contra la vida de mi padre a realizar trabajos en cáritas diocesana en la isla de Mallorca
Cuando volví a mi casa, mi madre no era la de antes, había dejado de ser aquella mujer que mantenía la casa en un perfecto orden para que mi padre no se enfadase. Ahora ya no había padre, ahora no había orden y si una pequeña pensión de 478€.
Ella no me reconoció y los médicos si que la reconocieron el alzheimer. Desde entonces estoy con ella. Para hacer frente a los gastos generados desde la muerte de mi padre, me busqué un trabajo de media jornada en un supermercado cerca de casa. La última noticia favorable que he tenido ha sido el reconocimiento de la enfermedad de mi madre, como estado de dependencia y por ello aunque poco, recibiré 183 €
Ahora no espero nada, ni a nadie, sólo espero que mi madre pueda pasar los últimos días de su vida de la manera más digna posible, nada más. Mi madre, mi hermana y yo vimos como el sol se ponía, como los dioses que la sociedad nos imponía caían uno a uno. Y aunque mi hermana falleció y mi madre ya no tiene lucidez, ella y yo hemos sobrevivido y hemos visto ponerse el ocaso de los dioses.
En una habitación en penumbra Tocata y fuga en Re menor.